El barón que pintaba Pontevedra de azul

Si se confirman los pronósticos, Rafael Louzán dejará de ser el presidente de la institución provincial, después de haber estado al frente de la misma durante doce años. Solo él ha logrado encadenar tres mandatos
Louzán, en el centro y con chaqueta oscura, en los pasillos de la Diputación
photo_camera Louzán, en el centro y con chaqueta oscura, en los pasillos de la Diputación

Funcionario del Concello de Ribadumia, concejal y teniente de alcalde de su grupo de Gobierno, diputado provincial, presidente de la Deputación y, desde hace cuatro meses, también presidente de la Federación Galega de Fútbol.

Si en alguien cobra sentido el calificativo de ‘hombre hecho a sí mismo’ es en Rafael Louzán, el político que fue creciendo hasta pasar de ser trabajador municipal en un ayuntamiento que aún hoy suma poco más de 5.000 habitantes a convertirse en uno de los barones del Partido Popular y a dirigir los designios de toda una provincia.

Este último papel, sin embargo, parece haber llegado ahora a su fin. El batacazo generalizado que ha experimentado el PP ha puesto a los ‘populares’ con un pie fuera del Gobierno de la Deputación. Solo falta que el PSOE selle el pacto con el BNG para relegar al partido conservador a la oposición, aunque con doce diputados.

Eso sí, este hito histórico que finiquitará un mandato de doce años no le quitará haber sido por el momento el único presidente provincial que, en democracia, ha encadenado tres mandatos consecutivos.

Rafael Louzán Abal nació en 1967 en Ribadumia y, a pesar de haber extendido sus ramas mucho más allá, siempre ha mantenido las raíces en su concello natal. Fue allí donde comenzó su carrera política. En 1995 entró a formar parte de la candidatura del PP a las elecciones municipales y, tras obtener esta formación la mayoría absoluta, fue nombrado teniente de alcalde del Ayuntamiento.

Ambicioso y perseverante, su mirada ya iba más lejos.

Ese mismo año tomó posesión como diputado provincial en representación de la comarca de O Salnés. Lo hizo dentro del equipo que encabezaba su predecesor, Manuel Abeledo. De hecho, el propio Louzán formó parte de la mesa de edad que controló la votación efectuada en el acto de investidura, ya que era el diputado más joven. El otro integrante fue el emblemático alcalde de Cotobade Moncho Abal, quien, además de pariente de Louzán, era por entonces el diputado más veterano.

EN LA DEPUTACIÓN. A partir de ese mismo momento, la carrera del de Ribadumia en la institución provincial no dejó de avanzar de manera meteórica.

Solo un año más tarde, en 1996, fue nombrado vicepresidente y asumió la responsabilidad del departamento de obras viarias, llevando a cabo un amplio programa de actuaciones.

En 2003 tomó el relevo de Abeledo y se convirtió en el máximo responsable de la Deputación.

Aquella no fue una elección cantada, ya que Mariano Rajoy (que era vicepresidente primero del Gobierno) había puesto sus ojos en Rivas Fontán. El exalcalde pontevedrés era entonces diputado en Madrid y su elección no acababa de complacer a unos cuantos regidores de la provincia, que hicieron presión para cambiarlo. El hombre elegido fue Rafael Louzán, que tomó posesión el 12 de julio de aquel año. Desde entonces se ha mantenido en el puesto.

Campechano, aunque pragmático y expeditivo, durante estos tres mandatos ha llevado a cabo múltiples actuaciones, si bien los partidos de la oposición siempre le han reprochado un «favoritismo» hacia los municipios de su comarca natal en el reparto de fondos provinciales.

Louzán jamás ha ocultado su querencia hacia Ribadumia, concello con el que nunca ha rompido el vínculo. En estas elecciones, de hecho, concurrió como número dos en la lista de la ‘popular’ Salomé Peña y en sus intervenciones públicas no es extraño que haga alusión de alguna forma a su ayuntamiento natal.

Siempre con una agenda bastante apretada, Louzán se ha prodigado en actos públicos y no ha evitado respaldar a alcaldes y candidatos de su partido acudiendo a todo tipo de eventos, inauguraciones y fiestas, más que dispuesto a hacer kilómetros por todo el territorio provincial.

DEPACHO ABIERTO. De trato llano y natural con los vecinos, ha abierto su despacho a asociaciones y colectivos, lo que le ha ayudado a aumentar su popularidad entre la población.

En este tiempo también ha quedado más que patente su afición por el deporte, especialmente por el fútbol: no solo llevó a cabo la ampliación del estadio de Pasarón con la colaboración del Concello, sino que ha sembrado la provincia de nuevos campos de hierba sintética.

Louzán ha logrado convertir esa pasión por el deporte rey en una nueva faceta profesional. Así, desde enero de este mismo año es el presidente de la Federación Galega de Fútbol. Demostrando una vez más que es capaz de conseguir aquello que se propone, presentó su candidatura, llevó a cabo una intensa campaña y consiguió imponerse a su rival por 80 votos frente a 65.

Quizá si ahora deja de ser el máximo responsable de la Deputación aspire a la Federación Española. En alguna rueda de prensa en la que los medios de comunicación le han preguntado al respecto, no pareció hacerle ascos a esta alternativa.

UN HOMBRE DEL PARTIDO. El hasta ahora dirigente provincial ha dado sobradas muestras de su habilidad para alcanzar metas. No hay más que echar un vistazo a la historia del organigrama del Partido Popular pontevedrés: en 1998 fue designado secretario de organización a nivel provincial y en el año 2000 ganó el XII Congreso Provincial y se convirtió en su presidente, cargo que revalidó en 2004, 2009 y 2013. No solo ha entrado a formar parte del Comité Ejecutivo del PP gallego, sino también de la directiva nacional, a los que continúa perteneciendo en la actualidad.

Además de su carrera política, Louzán ha sabido combinar esta función con la faceta de empresario, aunque también ha habido sombras a las que ha tenido que hacer frente. Una de ellas sigue ahí. Su imputación por un supuesto delito de cohecho aún no ha sido resuelta.

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