Hadas, duendes y sirenas, nuevos inquilinos de Briz

La finca incluye nuevas esculturas hechas con árboles que debían ser talados
La sirena tallada en uno de los árboles de la finca
photo_camera La sirena tallada en uno de los árboles de la finca

La Finca de Briz tiene nuevos habitantes. Los trabajos que se están realizando para convertir los árboles enfermos y en mal estado en esculturas siguen llenando de magia esta zona verde de Marín, de 20.000 metros cuadrados de superficie.

Las últimas figuras que se elaboraron en el parque son un duende, una sirena y un hada, que acercan más este espacio a un ‘bosque animado’. Estas nuevas figuras se suman a otras ya elaboradas y que representan a animales reales y mitológicos y figuras humanas.

Los trabajos de reutilización de los árboles que debían ser talados por motivos de seguridad están dando sus frutos y poco a poco se van perfilando las imágenes que en el futuro se unirán con un itinerario, especialmente destinado a los más pequeños. El Gobierno municipal manifestó ayer estar «muy satisfecho» con los resultados que se están obteniendo en este espacio verde.

El encargado de realizar los trabajos es Marcos Mariño, que tiene la especialidad de escultura en madera en la Escuela Maestro Mateo de Santiago. Para la elaboración de las figuras, el artista utiliza una motosierra y otras herramientas manuales.

El escultor considera muy positivo este aprovechamiento de los árboles y cree que en cuanto se vaya logrando un conjunto escultórico con diferentes motivos y tamaños se convertirá en un gran atractivo. La idea surgió del responsable de jardinería de la Fundación Juan XXIII, José Ligero, que dirige el mantenimiento de la finca. Según explicó, la propuesta convirtió un hecho que suponía un problema, como es la retirada de los árboles del lugar por su difícil acceso para la maquinaria, en un nuevo recurso. En todo caso, la alta calidad de la madera, las propuestas artísticas proyectadas y el mantenimiento supondrán un coste elevado.

La actuación se puso en marcha el pasado mes de febrero con la tala de un ciprés de unos 35 metros de altura, completamente muerto, situado al lado del estanque, del que el año pasado ya había caído una rama de gran tamaño provocando serios problemas para su retirada.

En este caso, se dejó un tronco de unos cuatro metros de altura (el resto se troceó y guardó para otras intervenciones de menor tamaño), sobre el que el escultor completó la primera obra del entorno, dedicada al maestro jardinero del Concello fallecido recientemente, Julio Mediavilla.

Las primeras actuaciones se realizaron en febrero de este año con la tala de un ciprés de 35 metros de altura, que estaba muerto

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