El copiloto padecía problemas de vista

El diario The New York Times asegura que le había sido diagnosticada una dolencia ocular. Una exnovia de Andreas Lubitz asegura en una entrevista al periódico alemán Bild que decía que "un día todos" conocerían su nombre y lo recordarían
Miembros de la Cruz Roja y la policía francesa presentan sus respetos a las víctimas.
photo_camera Miembros de la Cruz Roja y la policía francesa presentan sus respetos a las víctimas.

Andreas Lubitz, el copiloto que presuntamente estrelló de forma deliberada el avión de Germanwings en los Alpes, tenía problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su trabajo, informó este sabado el diario estadounidense The New York Times. Según el periódico, que cita a dos fuentes con conocimiento de la investigación, Lubitz buscó tratamiento para esas dificultades. Por ahora, no está clara la seriedad de su problema visual, según The New York Times, que añade que las autoridades no han descartado que fuera psicosomático.

El periódico recuerda que, según varios testimonios, para Lubitz era muy importante volar y que no había cumplido sus aspiraciones profesionales de cubrir rutas de larga distancia como comandante. La Clínica Universitaria de Düsseldorf informó el viernes de que Lubitz había sido evaluado en sus instalaciones por última vez el 10 de marzo. Consultada por The New York Times, una portavoz del centro no quiso comentar si el copiloto había presentado problemas de visión, alegando las leyes que protegen la privacidad de los pacientes. En un comunicado, la clínica calificó el viernes de "incorrecto" que Lubitz fuera tratado en ella por depresión y dijo que había acudido al centro para contrastar diagnósticos, sin dar más detalles.

"UN DÍA TODOS CONOCERÁN MI NOMBRE Y LO RECORDARÁN". Una mujer que dice haber sido novia del copiloto asegura que el joven estaba en tratamiento psiquiátrico y que más de una vez le había dicho que haría algo por lo que todo el mundo le conocería. "Cuando oí lo de la catástrofe, me vino una y otra vez a la mente una frase que decía: 'Un día haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos conocerán mi nombre y lo recordarán'. Nunca sabía a qué se refería, pero ahora cobra sentido", afirma la mujer en una entrevista que publica este sábado el diario Bild.

Según la azafata, de 26 años y que dice haber mantenido el año pasado una relación en secreto con el copiloto Andreas Lubitz que duró unos cuantos meses, "durante los vuelos era una persona amable y abierta". La joven señala que "en la intimidad era muy tierno, una persona que necesitaba ser querida. Era una buena persona, que podía ser tan dulce, y regalaba flores". "Siempre hablábamos mucho de trabajo y entonces se convertía en otra persona, se alteraba por las condiciones en las que tenemos que trabajar: poco dinero, miedo por el contrato, demasiada presión", agrega.

Asegura que se separó de él porque cada vez tenía más claro que "tenía problemas". "De repente perdía los estribos durante una conversación y me gritaba. Yo tenía miedo. Una vez incluso se encerró durante un buen rato en el baño", dice. Según la auxiliar de vuelo, Lubitz sufría pesadillas y se despertaba por la noches gritando que se iban a estrellar. "Sabía ocultar muy bien ante los demás lo que le pasaba realmente", asegura y agrega que "de su enfermedad nunca habló mucho, sólo que estaba en tratamiento psiquiátrico".

La azafata cree que el copiloto estrelló deliberadamente el aparato, "porque se dio cuenta de que debido a sus problemas de salud su gran sueño de un empleo en Lufthansa, de trabajar como comandante y piloto de rutas de larga distancia era prácticamente imposible". "Si a ello se suman problemas de pareja, no lo sé", añade la mujer. En tanto, el copiloto tenía una nueva novia que trabaja como profesora en Krefeld, una localidad del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, y con la que vivía en su apartamento de Düsseldorf, que ya ha sido registrado por las autoridades alemanas.

DECLARACIONES DE OTRO COMPAÑERO. Un piloto de Germanwings también dejó solo en la cabina al copiloto y lo explica en una entrevista también difundida por el diario Bild. "Le recuerdo bien. Cuando volé con él, también abandoné mi lugar durante un breve momento para ir al baño", señala Frank Woiton, de 48 años, quien asegura que no había nada que le llamara especialmente la atención de Lubitz, de 27.

Agrega que cuando compartieron cabina, el copiloto le habló de su formación, "de lo feliz que era" y "dijo que pronto volaría largas distancias y que quería convertirse en comandante". "Dominaba muy bien el avión, lo tenía todo controlado. Por eso también lo dejé sólo en la cabina para ir al baño", indica Woiton, que ha sido destacado en las redes sociales por dirigir el jueves unas palabras tranquilizadoras a su pasaje, que realizaba la misma ruta del avión estrellado en los Alpes. En su opinión, "el inconcebible acto de este hombre ha destruido una infinita confianza que ahora debe ser reconstruida paso a paso".

El día después de la tragedia, Woiton, que en realidad libraba, se presentó voluntariamente al trabajo, porque muchos de sus colegas de Germanwings no se veían en condiciones de volar. El jueves cubrió la ruta Düsseldorf-Barcelona-Düsseldorf. En ese vuelo se repitió lo que Woitan ya había hecho el miércoles, un día después de la tragedia, en la ruta Hamburgo-Colonia. "Reinaba un ambiente de extrema aflicción entre la tripulación y entre los pasajeros. Se les podía ver en la cara", explica Woiton, padre de dos hijos.

El piloto se ha ganado el respeto en internet y en las redes sociales por haberse presentado en la cabina de pasajeros y haberle estrechado la mano una a una a cada persona en un intento de tranquilizar al pasaje. "Quería que los pasajeros vieran que delante, en la cabina, también hay una persona", explica. Entonces se colocó en el pasillo y, micrófono en mano, pronunció un discurso muy personal y emotivo: "Les llevaré sanos y salvos de Düsseldorf a Barcelona. Pueden confiar en ello, porque también yo quiero sentarme esta noche con mi familia a la mesa".

Tras un primer momento de silencio, el pasaje aplaudió al capitán, relataba una pasajera del vuelo Hamburgo-Colonia, Britta Englisch, en su cuenta de Facebook. "Quiero darle las gracias a este comandante, por entender lo que todos pensaban y por lograr que al menos yo me sintiera bien después durante el vuelo", agrega en un mensaje, que ha sido compartido ya 19.462 veces y al que 325.346 han dado un Me gusta.

QUINTA JORNADA DE RASTREO. Los servicios de socorro franceses emprendieron este sábado la quinta jornada de rastreo en el lugar del accidente en busca de restos de sus 150 ocupantes y de la segunda caja negra que complete la investigación. Durante la jornada del viernes, los vuelos de los helicópteros se vieron muy dificultados por el viento.

Las labores de los servicios de búsqueda están divididas en dos, por un lado buscar indicios que contribuyan a la investigación, con especial atención a la segunda caja negra que pueda completar lo que ha revelado ya la primera, hallada el mismo día del accidente. Por otro, los helicópteros se centran en trasladar restos de las víctimas hasta Seyne-les-Alpes, donde se ha instalado un puesto de investigación que elabora las primeras labores de identificación, una tarea que llevará, como mínimo, una decena de días.

En la región alpina donde se estrelló el vuelo que unía Barcelona con Düsseldorf se mantiene la solidaridad con las familias de las víctimas, que siguen acudiendo para despedir a sus seres queridos.

Comentarios