Opinión

Adiós a la 'Churrería da Choupa'

CUMPLIDO UN mes desde que fue derribado el quiosco que la albergaba, Marín sigue echando de menos la popular Churrería da Choupa de la Alameda de grato recuerdo para varias generaciones de marinenses. Si bien este establecimiento ha dejado de formar parte del entorno de los Jardines donde estuvo asentado cerca de sesenta años, no dejará sin embargo de ser una página de la historia de Marín y como tal merece este espacio como sencillo homenaje a su fundadora la señora Lola Currás A Choupa que hacemos extensivo a su marido Paco Rodríguez (ambos ya fallecidos) y a su familia.

Dolores Currás Landín, marinense e hija do Choupo contrajo matrimonio con Francisco Rodríguez Giráldez, moañés de varios oficios, según recoge Laureano Mayán en sus semblanza Marinenses de ayer y hoy. La señora Lola con el fin de colaborar con su marido en el sostén de la familia (tuvieron cinco hijos, 2 varones y 3 mujeres) se dedicaba a elaborar churros en su domicilio de la barriada de Salvador Moreno que después expendía en la Plaza de Abastos. La exquisitez era tal que los churros da Choupa eran demandados en domicilios y bares en cuyo reparto ayudaba su hijo Paco.

El éxito alcanzado hace pensar a la señora Lola en instalar una churrería en las afueras del Mercado y piensa que el mejor lugar podría ser la Alameda. Es su marido, que era guardia municipal, quien solicita el permiso pertinente en el Ayuntamiento que le es concedido a finales de los años cincuenta durante el mandato del alcalde Félix Massó. Con el permiso correspondiente instalan la primera churrería construida en madera que por su constitución hoy merecería el titulo de chiringuito. Con el paso del tiempo va mejorando y la rehacen a base formica hasta que diez años después (en 1967) la señora Lola y el señor Paco se deciden por construir un local más adecuado a la clientela y más acorde con los tiempos, encargando a Cofrima una moderna instalación, que no se imaginaban entonces que sería derribada cincuenta años después.

El intento por parte de los familiares de continuar con el negocio se vino abajo después de que el Concello les denegase la licencia porque la concesión estaba a nombre del titular Francisco Rodríguez, aunque un familiar directo afirma que "la alcaldesa no quiso entrar en razón de permitir que la churrería siguiese allí", "además de lo antiestético que suponía el inmueble", según la concejala de Turismo.

Marín dijo adiós a la histórica churrería da Choupa que endulzó a propios y visitantes durante más de medio siglo. A pesar de su desaparición el olor de los churros que con sus manos preparaba con tanto esmero y cariño la señora Lola sigue invadiendo el espacio que ocupaba. Y es que Marín ya no será igual sin su churrería. Muchos somos los que lamentamos su desaparación. Menos mal que nos queda su recuerdo y su nombre: A Choupa.

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