Opinión

Universidades españolas, ayer y hoy

ESTE CURSO universitario, ya iniciado a punto de hacerlo, tiene un significado especial para España. Durante su transcurso se cumplirán ocho siglos de la puesta en marcha del germen que dio lugar a la Universidad de Salamanca, quien vivirá su momento álgido y será referente mundial durante un gran tramo del siglo XVI y parte del XVII. Durante ese período también brilló con fulgor la Universidad Cisneriana, la cual hace pocos años cumplió cinco siglos. Frente a tan rutilante situación, la clasificación de Shanghái, aparecida hace unos días, mostró el lánguido estado actual de las universidades españolas. Ninguna aparece entre las 200 primeras del mundo.

Según relata Lucas de Tuy en “Chronicon mundi”, en 1218 Alfonso IX de León mandó crear los “Studii Salamantini”. Alfonso X el Sabio, en 1252, dio el paso para convertir a esos Estudios Generales en Universidad, situación ratificada por Alejandro IV en 1255 al concederle la “licentia ubique docendi”. La Escuela de Salamanca llevó a la Universidad salmantina a su apogeo en el siglo XVI. Schumpeter consideró que fue ella quien anticipó los fundamentos de la economía clásica. Quien escribe tiene debilidades personales con miembros de esa Universidad de Salamanca como Fray Luis de León, pero la figura indiscutible fue el dominico Francisco de Vitoria. La sala de los Consejos, la más importante de la Sociedad de Naciones en Ginebra, llevaba su nombre. Francisco de Vitoria también tiene un lugar destacado en la sede de la ONU en Nueva York. Esta Universidad de Salamanca contempló en pleno siglo XVI el primer caso a nivel mundial, o cuando menos de Occidente, de una mujer, casi con toda seguridad catedrática, impartiendo clases en sus aulas. Ella fue Isabel de Medrano, de quien su contemporáneo Lucio Marineo Sículo escribió: “Tu que en las letras y elocuencia has levantado bien alta la cabeza por encima de los hombres...”

El franciscano y gran estadista Francisco Jiménez de Cisneros fue el artífice de la Universidad de Alcalá, proyecto refrendado por la bula papal de Alejandro VI en 1499. Al año siguiente se iniciaron las obras. El día de San Lucas de 1508 comenzó su andadura. Por ella discurrió, entre otros, lo más granado de las letras espa- ñolas: San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Quevedo, Calderón de la Barca, Mateo Alemán, Tirso de Molina, Nebrija... También destacados políticos extranjeros, caso de Giulio Mazarino, quien convertirá a Francia en la potencia rectora de Europa con la Paz de Westfalia (1648) en detrimento, precisamente, de la Monarquía Hispana.

Un auténtico descalabro para las actuales universidades españolas ha resultado la clasificación de Shanghái. Somos el único gran país desarrollado sin ninguna universidad entre las 200 primeras del mundo. Únicamente 11 aparecen entre las 500 mejores, entre ellas la de Santiago de Compostela. Las de Vigo y A Coruña están desaparecidas. Si contrastamos la situación de ahora con la del siglo XVI, ¿podemos seguir afirmando con toda grandilocuencia que la generación española actual es la mejor preparada de todos los tiempos? ¡Quién te ha visto y quién te ve!, universidad española.

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