Opinión

"Trescientos"

ESTE PASADO viernes 2 de junio de 2017 pasará a la historia.

Nunca la ría de Pontevedra había albergado elenco alguno de la magnitud del que desde el pasado jueves la surcaba por mar y cielo.

En mismo número que los valerosos guerreros de Leónidas de Esparta, se presentan los primeros 300 años de la historia de la institución que forma a los Oficiales de la Armada Española.

Tres alumnos distinguidos en la historia de España han albergado también las aulas de esta Escuela Naval Militar, siendo la única de las tres academias españolas que ha formado tres generaciones de una misma Familia Real


Todo comenzó una vez afirmada la Casa de Borbón en España, cuando por Real Orden de Felipe V José Patiño y Rosales fue nombrado Intendente General de la Marina (cargo equivalente a ministro), teniendo como tarea regia encomendada el fomento y la reconstrucción de la decaída Marina de Guerra y singularmente la "Flota de Indias", por su notoria relación con la actividad comercial y revitalizar así las operaciones de comercio con las provincias españolas de ultramar.

Así en 1717 y teniendo como inicial ubicación el Castillo de la Villa de Cádiz, nace la Real Compañía de Guardias Marinas; y desde entonces, con diferentes denominaciones y ubicaciones, hoy la conocemos como Escuela Naval Militar, la que ha sido y es el único centro docente dónde los Oficiales de la Armada española reciben la formación científica, humanística, militar, marinera y moral necesaria para el desempeño de sus cometidos a bordo de los buques y las unidades a las que serán destinados una vez cumplido su período de formación; la misma que hasta entonces, solo venía avalada por la experiencia en la batalla.

Desde su creación a principios del Siglo de las Luces, la Real Compañía de Guardias Marinas se convirtió en uno de los principales generadores del conocimiento en España, en particular en ciencias como la cartografía, la náutica, la artillería, la meteorología, la geodesia, la ingeniería, la hidrografía, la oceanografía o la astronomía.

Por sus aulas han pasado, como profesores o alumnos, algunas de las más destacadas personalidades de nuestro país. En las ciencias han dado gran relevancia internacional a España los Jorge Juan, Ulloa, Malaspina o Isaac Peral. En las humanidades Fernández-Duro, de Salas o Salgado Alba. En la política Escaño, Císcar o Topete, y en el ámbito de la guerra naval Churruca, Gravina y Méndez Núñez, vigués de nacimiento y pontevedrés de adopción el cual tiene en el museo provincial una recreación de su cámara personal en un galeón, y fue el mismo que regaló a la patrona de la provincia, nuestra querida Virgen Peregrina, la monumental concha que preside la entrada del templo traída desde los lejanos mares del sur.

Tres alumnos distinguidos en la historia de España han albergado también las aulas de esta Escuela Naval Militar, siendo la única de las tres academias españolas que ha formado tres generaciones de una misma Familia Real, al Almirante Honorífico Don Juan de Borbón, a su hijo Su Majestad el Rey Emérito Don Juan Carlos I y a su nieto Su Majestad el Rey Don Felipe VI.

Y aunque a lo largo de estos trescientos años la Escuela ha sufrido numerosas transformaciones y ubicaciones, destaco cuando fue Escuela Flotante como entre los años 1879 a 1909 a bordo de la fragata Asturias en Ferrol, no me cabe la menor duda que fue el destino la que la trajo en 1943 a Marín, a la ría de Pontevedra, a la que vio nacer a Isabel Barreto de Castro, la primera mujer que fue Adelantada de la Mar Océana; esa misma ría que vio crecer a los poco conocidos hermanos, Bartolomé y Gonzalo García de Nodal, porque sin ellos y sin su descubrimiento de una ruta alternativa a través del estrecho de Magallanes, aun 150 años después quizá James Cook no hubiese llegado a las islas Sandwich.

Quizá también el destino ha sido el que ha querido que el 300 aniversario de todo un hito bajo el reinado de Felipe V, fuese presidido por su sucesor Su Majestad el Rey Felipe VI, que lo hacía en otro aniversario coincidente, el tercero desde que abdicaba en él su padre el Rey Emérito Don Juan Carlos I, que le acompañaba.

Y así, este pasado viernes 2 de junio de 2017, festejando este 300 aniversario, esa misma ría de Pontevedra que vio partir hasta el puerto de Palos la nao Santa María camino de América, albergó una Parada Naval sin parangón en nuestras aguas.

Dos Reyes, y las más altas autoridades militares y civiles del estado honraban el trabajo en la formación de los Oficiales de la Armada Española a lo largo de esos trescientos años; y a bordo del buque de acción marítima “Tornado” Su Majestad el Rey Felipe VI presidió el desfile por mar de del buque logístico y portaaviones “Juan Carlos I”, un submarino, cinco fragatas de las cuales dos de ellas pertenecían a la clase Santa María, honrando así a la nao del mismo nombre construida en los astilleros de la Moureira, los grandes de esa misma ría en el siglo XV. ¿Otra vez el destino?

Acompañaron por aire 11 unidades de vuelo de la Armada, cinco helicópteros y seis Harrier que hicieron estremecer en más de una ocasión, a los habitantes de ambos lados de esas aguas en los ensayos que precedieron a la impresionante Parada Naval, la cual tuvo su continuación en tierra con el acto central en la Escuela Naval Militar en donde con un emotivo acto a todos los que dieron su vida por España, siguió un desfile del Batallón de Alumnos en perfecta formación, bajo la atenta escolta de la parte flotante de esa academia, el maravilloso buque escuela Juan Sebastián de Elcano.

No sé si somos conscientes de la magnitud del acto, pero estos tres siglos de historia formando a nuestros marinos de guerra se lo merecen.

Yo he tenido el honor de formarme en esa Escuela Naval Militar como Oficial de la Armada Española Reservista Voluntario, de hacer mi período de instrucción, de jurar bandera y de recibir mi despacho.

Ahora lo tengo como destino para activarme en la prestación de mi servicio, y les puedo decir que todo lo que se ha dicho bueno y grande estos días sobre el papel de la Escuela Naval Militar es poco. Estas personas con su ejemplo hacen que intentemos ser cada vez mejores, ya lo dijo Su Majestad el Rey en su discurso, “en la Armada aprendió lo que es servir”.

Es absolutamente envidiable el clima de compañerismo, de colaboración, de trabajo, honradez, esfuerzo y alegría que destilan los alumnos, al igual que todo el personal civil y militar. Todos y cada uno de los que conforman la dotación de esa unidad de formación ejemplar en el mundo.

Por los que han estado, por los que vendrán, y por todos los que están en este momento, dirijo mi más sinceras felicidades al Comandante Director Capitán de Navío Ilmo. Don José Núñez Torrente, a usted y a la dotación de la Escuela Naval Militar, y desearles que sigan encaminando esa tan importante labor, para al menos, celebrar otros trescientos.

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