Opinión

Marín, la Torre do Reloxo

LOS RELOJES de torre con los que nos encontramos en nuestra visita a cualquier pueblo o ciudad son admiramos hoy en día como un reclamo turístico -no deja de ser un bien artístico y patrimonialespecialmente por su estética y su historia que nos recuerda su función, durante siglos, de transmitirnos la hora, a través de un sistema de sonería (las campanadas), cubriendo así un servicio a la población que carecería de relojes de otro tipo hasta mediados del siglo XX. Por regla general en las torres se colocaban, más de uno, a menudo de cuatro esferas, siendo habitual su instalación en iglesias o edificios de carácter oficial. Por su antigüedad los relojes de torre suelen averiarse con gran frecuencia, siendo bastante difícil su arreglo por la falta de repuestos o de relojeros especializados en este tipo de reparaciones.

En Marín tenemos dos relojes de torre de los que hacen historia -el reloj de la torre de la Igrexa Vella en la rúa do Sol y el de torre almenada del Pazo Municipal, éste de dos esferas- los que por valor artístico y monumental el Concello los tiene en fase de restauración, noticia ésta que me lleva a traer hoy a esta sección un poco de su historia.

La torre que preside la Praza do Reloxo, que antiguamente formaba conjunto monumental (del que existen numerosas estampas de la época) con el derribado edificio del Priorato, fue construida en 1840. El reloj se le añadiría diez años después. Aquel aparato horario daría bastantes quebraderos de cabeza a la Corporación Municipal de entonces pues ocasionaba muchos problemas. "Cada dos por tres" se averiaba teniendo que sacar a concurso en repetidas veces su reparación. "No era de utilidad, decían los vecinos, toda vez que no se oían sus campanadas". Para corregir este defecto hubo que darle más elevación. No fue hasta 1924, año en que así se acordó en un pleno del Ayuntamiento, declarar su inutilidad reponiéndose con otro nuevo en 1925, cuyo resultado es la torre del reloj que hoy conocemos y de la que disfrutamos. El coste de las obras (torre, campana y reloj) superaron las 7.000 pesetas de la época. Como muy bien describe nuestro historiador Manuel Cendán: "La Torre del Reloj es uno de los edificios más emblemáticos que ha presidido a lo largo de los tiempos los hechos más relevantes de la vida marinense y los que tradicionalmente se han celebrado en la plaza que lleva su nombre".

Respecto al reloj de la torre de la Casa Consistorial decir que su adquisición data de 1931 junto con el mobiliario con el que se dotaría el nuevo edificio -el actual- que entraría en funcionamiento aquel mismo año. Quiero aprovechar para dedicar un recuerdo a quien fue durante largos años y desde muy joven edad el encargado del mantenimiento del Reloxo da Praza, el marinense Antonio Muíños función que ya antes hacía su padre, fundador de la histórica joyería Muíños.

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