Opinión

Pánico

LA SENSACIÓN real por los asiduos robos y asaltos en viviendas, tanto en núcleos urbanos como en la zona real, no es solo de inseguridad e inquietud, también lo es de pánico, de angustia, de pesadilla… Nunca se sabe quién será el próximo. En la Galicia rural se registra una media de cinco robos de este tipo cada día, la mayoría por bandas itinerantes y extranjeras, que hoy atacan aquí y mañana en Jaén. Nadie las frena, y si se hace, da igual; la ley, tan garantista con el transgresor, lo permite todo. Ni nadie las expulsa del país, como sería razonable, y a seguir con absoluta impunidad. En Lugo volvieron estos días a la zona de A Campiña, otros, o los mismos, actuaron en Catasol; en Sober apalean a un anciano para robarle cuatro mil euros, y cualquier día aniquilan a las víctimas. Nada que perder. Cierto es que no hay un policía para cada vivienda, pero verdad también es que la inseguridad está avalada por la exigua presencia policial en las calles y de la Guardia Civil en las aldeas, por donde antes se patrullaba y ahora no se hace. Todo ello, unido a criterios ineficaces, hace que la delincuencia y todo tipo de perturbación se propague. Y aumentará.

Comentarios