La lluvia y el esfuerzo de brigadistas y vecinos dan un respiro a Pazos de Borbén

Se esperaba que las precipitaciones comenzasen a caer con fuerza durante la madrugada del lunes, pero hubo que esperar hasta última hora de la tarde para que el cielo colaborase
Efectivos del servicio de Bomberos durante las labores de extinción del incendio de Pazos de Borbén
photo_camera Efectivos del servicio de Bomberos durante las labores de extinción del incendio de Pazos de Borbén

El municipio de Pazos de Borbén fue uno de los más afectados por la lengua de fuego que llegó desde Ponteareas hasta Soutomaior. Brigadistas, miembros de la Unidad Militar de Emergencia (UME) y los propios vecinos de la villa mantuvieron una lucha interminable con las llamas, a fin de intentar que no se repitiesen las dramáticas escenas del pasado domingo, cuando el fuego puso en jaque a numerosas viviendas y propiedades particulares. Fue entonces cuando diferentes barrios de Nespereira y Cepeda, donde ardió un almacén de cervezas y palés, tuvieron que ser desalojados.

Aunque se hizo de rogar, finalmente la lluvia acabó convirtiéndose en aliada de los efectivos y de los cuerpos de seguridad. Si bien es cierto que se esperaba que las precipitaciones comenzasen a caer con fuerza durante la madrugada del lunes, hubo que esperar prácticamente hasta última hora de la tarde para que el cielo colaborase, a su manera, a la hora de evitar que el incendio se continuase propagando.

Esto hizo que la Consellería do Medio Rural confirmase la desactivación de la Situación 2 a las 19.30 horas. Al cierre de esta edición, el incendio continuaba activo, si bien tanto las autoridades como la Administración autonómica confían en que, en vista de que las lluvias continauarán cayendo a lo largo de los próximos días, esta situación pueda mejorar en breve.

Antes de que se consumase esta tregua, el paisaje en muchas zonas del municipio pontevedrés era desolador. Bastaba con conducir durante varios kilómetros por la carretera que une Amoedo con Fornelos de Montes para darse cuenta de la magnitud del desastre. Las más de 2.000 hectáreas calcinadas dejaron un escenario digno de una película de terror. Varios vecinos del núcleo de Pazos de Borbén apuntaban que la densa humareda provocó que a media mañana "aínda parecese que era noite".

Al incansable esfuerzo de los brigadistas y militares se unió el tesón de los vecinos, que no dudaron en echar mano de palas, cubos de agua y mangueras para frenar en seco a las llamas. Algunos voluntarios realizaban el lunes batidas por las inmediaciones de diferentes núcleos para eliminar cualquier atisbo de resurrección del fuego.

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