El paso adelante del hombre tranquilo

Cuatro años después de estrenarse en política, Gonzalo Pita se convertirá hoy en el primer alcalde independiente de Sanxenxo
Gonzalo Pita
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Quienes vieron jugar al fútbol a Gonzalo Pita (llegó a competir en Segunda División B) lo recuerdan como un centrocampista que sabía marcar los tiempos. Una especie de Xavi Hernández en versión semiprofesional. Ahora, años después de haber dejado la competición (aunque todavía mata el gusanillo jugando en la Liga de Veteranos de Pontevedra), el líder de Sanxenxo Agrupación Liberal (SAL) deberá volver a echar mano de ese temple para dirigir el Concello.

Su implicación en el mundillo se limitaba a los contactos que mantenía con los dirigentes locales

A sus 44 años, Pita se convertirá hoy, salvo sorpresa monumental, en el primer alcalde independiente de la villa. Ese hecho da, si cabe, un matiz todavía más histórico al pacto a cuatro bandas suscrito por los liberales, el BNG, el PSOE y Sanxenxo Pode. El cabeza visible del cuatripartito accede a la Alcaldía apenas cuatro años después de estrenarse en política. Hasta entonces, su implicación en el mundillo se limitaba a los contactos que mantenía con los dirigentes locales para tratar de impulsar la tercera fase de la regeneración del entorno de A Lanzada. Pita formaba parte de la comisión de hosteleros de la zona para demandar la puesta en marcha de la actuación, que todavía a día de hoy carece de fecha de ejecución.

Pita raramente alzaba la voz

Varios partidos llamaron a su puerta antes de los comicios de 2011 para ofrecerle un puesto en su lista, pero él rechazó todas esas propuestas, hasta que los fundadores de SAL apostaron por él para encabezar un grupo formado por exmiembros del PP que aspiraban a arrebatar el bastón de mando a Catalina González. El partido liberal se estrenó en las urnas sumando 1.600 votos y logrando tres concejales, pero esos resultados dejaron un sabor agridulce entre los ‘padres’ del proyecto, ya que su principal objetivo no se había cumplido. Hubo quien achacó este fracaso relativo a su candidato, pero Pita no se inmutó y asumió ser el portavoz del principal grupo de la oposición. Fueron cuatro años de duro aprendizaje, en los que su inexperencia (e incluso bisoñez a la hora de tratar de terminados asuntos) se convirtió en motivo de chanza por parte del Gobierno municipal. Sin embargo, Pita raramente alzaba la voz. Solo se le vio especialmente encendido cuando se confirmó la imputación de Catalina González en la investigación judicial urbanística. El líder de SAL se dirigió a ella como "señora imputada" en una sesión plenaria, una salida de tono que no volvió a repetirse.

A medida que transcurría el mandato, SAL se iba alejando cada vez más de esa etiqueta de ‘díscolos’ del PP. La reválida definitiva llegó el pasado mes de mayo. Tocaba convencer al electorado de que su agrupación se presentaba para ganar y no para ser un mero apoyo para Telmo Martín en caso de que no alcanzase la mayoría absoluta.

Nada más conocerse los resultados de los comicios, todas las miradas se centraron en SAL. Los liberales pasaban a tener la sartén por el mango: podían hacer coalición con Martín o liderar un cuatripartito que a finales del mes pasado sonaba a utopía. Sin embargo, las primeras charlas informales se convirtieron en encuentros serios y el pacto a cuatro bandas acabó cristalizando. Ni la entrada en escena de Louzán sirvió para evitar el descalabro: el PP se queda sin una de las alcaldías más codiciadas de O Salnés.

Pita sonreía ayer de forma irónica cuando se le preguntaba si durante estos días ha tenido que soportar alguna presión del bando ‘popular’. "¿Solo alguna?", respondía, divertido. Aunque seguramente lo más cómodo era lograr una ‘fumata blanca’ con Telmo Martín, el hombre tranquilo opta por dar un paso adelante.

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