Rusia anunció este martes que pagará más de tres millones de euros a las víctimas de la matanza de Beslán (2004) después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos rechazara su recurso al fallo emitido en abril pasado.
El Ministerio de Justicia reconoció que el dictamen es definitivo, por lo que tendrá que indemnizar a las 331 personas, incluido 180 niños, que murieron el 3 de septiembre de 2004 en la escuela situada en la región de Osetia del Norte.
Además, también tendrá que compensar económicamente a varias decenas más de personas retenidas por los terroristas, así como a familiares de rehenes muertos y heridos, para un total de 409 demandantes.
"En breve enviaremos al ministerio los datos de todos los solicitantes para la transferencia de la compensación", informó Serguéi Kniaskin, abogado de varios demandantes, a la agencia Interfax.
El abogado adelantó también que sus clientes se proponen recurrir al Tribunal Supremo para que revise la negativa de la Justicia rusa a incoar casos penales contra los altos cargos de las fuerzas de seguridad, a los que consideran culpables de la matanza.
Estrasburgo dictaminó en abril pasado que Rusia no protegió el derecho a la vida de las personas que murieron en Beslán, cuya escuela había sido tomada por un comando terrorista chechén.
Entre otras cosas, el fallo da la razón a los familiares de las víctimas al acusar a las autoridades rusas de recurrir a fuerza letal y no minimizar los riesgos durante la operación de salvamento.
Según el fallo de la Corte europea, las autoridades rusas "disponían de suficiente información precisa sobre un proyecto de ataque terrorista en la región, ligado al inicio del curso escolar".
En su momento, el Kremlin consideró "inaceptable" la sentencia para aquellos países que son objeto de atentados terroristas, mientras las organizaciones de madres se congratularon de obtener justicia trece años después de la tragedia.
El 1 de septiembre de 2004 un comando chechén interrumpió la tradicional inauguración del año académico para tomar la escuela número uno de una pequeña localidad de Beslán con el objetivo declarado de detener la guerra en esa república del Cáucaso Norte.
Dos días después, la confusa operación de rescate iniciada por las fuerzas de seguridad rusas se saldó con la muerte de 318 rehenes, de ellos 186 niños, 3 socorristas y 10 agentes de seguridad.
Otros tres rehenes fallecieron en el hospital y 811 personas, entre ellas 547 niños, fueron rescatadas con vida.
