Y sin embargo, ahora

"Hace nueve años que me vine a esta casa con mucho miedo y un gran propósito: hacer de ella un hogar"

ALGUNOS DE ustedes recordarán que este año me doctoré. Mi tesis hablaba, entre otras cosas, de Mozambique. Y para escribirla ya se imaginarán que tuve que leer mucho sobre aquel país y sus innumerables problemas: muchas cifras, muchos análisis y muchas explicaciones —a las que sumé las mías—.

Y sin embargo, ahora, leo un libro de Mia Couto, Éstorias abensonhadas, y aprendo «Hace nueve años que me vine a esta casa con mucho miedo y un gran propósito: hacer de ella un hogar» cosas distintas, veo Mozambique desde más cerca y por primera vez le pongo cara a aquellos datos: la literatura, idiota, la literatura.

Otros —de ustedes también— tal vez se den cuenta de que en algún momento he contado que estoy separado. Y lo estoy. Hace nueve años que me vine a esta casa con mucho miedo y un gran propósito: hacer de ella un hogar para mis hijos, que sintiesen siempre suyo y nunca les pareciese un sucedáneo. Y creo que lo conseguí. Hemos estado bien, a gusto, normales. En casa.

Y sin embargo, ahora, en un par de días, nos mudamos. Y no solo eso, sino que nos vamos a vivir, tras pensárnoslo detenidamente durante ocho años, con mi novia y su hijo. A partir de este momento ya no va a haber tiempo no compartido, ya no va a haber días de tres y días de cinco, y no va a haber ese otro sitio a donde retirarse de vez en cuando a estar solo. El refugio es, a partir de ahora, el mismo para los dos. En esta nueva etapa del juego ya no se puede pedir ‘alto’. Pero sí deberíamos ser capaces de hacer un hogar. Donde no falte nada de lo que hemos construido todos estos años y, además, sumemos cosas nuevas.

Ayer de noche escuchamos en vivo a Malevaje —que ahora parece ser una sola persona—. Era en la calle y entre charlas, y atendí menos de lo que sin duda se merecía. Pero aun así hubo algún momento valioso. El que más, a pesar de lo típico, con Volver. Hay que ver cuánta buena música es triste, trágica, desgarrada: el tango, el blues, el fado, el flamenco... Será que sabe resumir mejor la pena y el dolor; y que nos hace falta algo que los resuma por nosotros.

Y sin embargo, ahora, es tiempo de crecer. Ni triste, ni trágico ni desgarrado sino todo lo contrario.

Comentarios