El Concello de Marín pasa revista a las fuentes con agua de manantiales

Con unas temperaturas propias de un mes de agosto calurosísimo, la sed aprieta más de lo normal a las personas y animales que pasean por la villa. El agua comercializada no siempre está a mano y las fuentes municipales son las que facilitan la hidratación cuando se camina bajo 35 grados de temperatura.

Para garantizar que el agua que beben los marinenses de sus fuentes es potable y adecuada para la ingesta humana, la concellería de Medio Ambiente e Benestar Social, dirigida por Marián Sanmartín, realiza analíticas de control anuales a todas las que se encuentran dentro del término municipal. El pasado 16 de mayo se hicieron las correspondientes a este año. "Sobre todo controlamos el tema de coliformes, microorganismos y la bacteria escherichia coli", explica Sanmartín.

El torrente de agua de 26 fuentes fue objeto de estudio. De ellas, solamente cuatro marcaron bajos niveles de coliformes, "siempre por debajo de cien". En estos casos, tal y como apunta la concelleira, "a los quince días se les vuelve a hacer una analítica, porque los valores a veces se alteran si alguna finca cercana fue abonada, se sulfató alguna viña o hay animales cerca".

Así, el 1 de junio se volverá a revisar la calidad del agua. Si los valores se mantienen alterados, aunque sea en una proporción mínima, "ponemos un cartel en el que se advierte de que el agua no tiene garantía sanitaria". "Eso nos ha supuesto algún que otro problema en el pasado con los vecinos, que arrancaron los carteles", rememora Sanmartín.

De todos modos, si alguna de las fuentes entraña algún problema grave para la salud, "se le comunica inmediatamente a la asociación vecinal que corresponda".

Además, en caso de que no haya forma de garantizar la calidad del agua, "la fuente no se precinta", sino que lo que intenta el Concello es "obrar para poder conectarla con la traída de agua", tal y como hicieron con la situada en el callejón de Pitanxo, cuyo caudal era demasiado pobre.