La crónica del regreso meteórico del Teucro a la Liga Asobal

El club logró retornar a la máxima categoría del balonmano nacional apostando por un bloque joven y gallego en su mayoría

El regreso meteórico de la Sociedad Deportiva Teucro a la máxima categoría del balonmano nacional se produjo menos de un año después de la consumación del descenso y del efímero paso por Asobal tras seis años en el ‘infierno’, como titulaba Diario de Pontevedra hace ahora dos temporadas, cuando se consiguió el otro ascenso cuajando un curso liguero en plata muy similar a este, aunque con algunas diferencias.

El paso por la Liga Asobal y el amargo final hizo más fuerte al equipo, tanto al bloque principal de la plantilla como al cuerpo técnico, liderado por un Quique Domínguez tenaz, ambicioso y humilde, que supo transmitir desde el minuto uno de la pretemporada 2016/17 el espíritu ganador necesario para retornar a la élite como si de un resorte se tratase.

Once meses después de verse de nuevo en DH Plata, la SD Teucro le vuelve a decir adiós, esperando que sea un hasta nunca. Y lo ha hecho cuajando una temporada casi perfecta, encadenando hasta 23 jornadas sin conocer la derrota, una cifra escandalosa de partidos, que no le han valido hasta la vigésima octava jornada liguera para ascender, demostrando así el gran nivel de una categoría que año tras año su evoluciona positivamente. Parece fácil, pero no lo ha sido.


El equipo pontevedrés ofreció un elevado nivel desde prácticamente el inicio, enlazando 23 partidos sin perder


Al Teucro le ha costado ganar todos y cada uno de los 28 partidos que ha jugado hasta el momento, y así lo han recalcado tanto Quique Domínguez como sus jugadores cada semana, conscientes de la importancia de que los aficionados sepan lo que cuesta salir vivo de una categoría tan exigente como la División de Honor Plata. Comenzó la pretemporada con la incorporación de ocho nuevas caras, de los cuales cinco procedían del Academia Octavio, un equipo que estuvo al borde de la desaparición el pasado verano y que se vio obligado a dar carta de libertad a toda su joven y talentosa plantilla.

Quique Domínguez conocía a muchos de ellos tras su anterior etapa en el club vigués. Sabía de qué eran capaces y no dudó en apostar por Borja Méndez, Jorge García Lloria, Ángel Iglesias, Óscar Silva y Juan Quintas. Además, de un desaparecido BM Aragón llegó un pivote con buenas referencias, Johnny Medina, que acabaría convirtiéndose en el ‘kaiser’ de la defensa azul. La apuesta por un lateral derecho zurdo llegó de la mano de Saúl Campo, procedente del Go Fit y en busca de minutos, mientras que el fichaje ‘estrella’ fue el retorno a las filas teucristas de un viejo conocido, el veterano portero Javi Santana.

De esta manera, el técnico pontevedrés Quique Domínguez comenzó a conjuntar un bloque joven y con ambición, dispuesto a trabajar duro para ir superando objetivos. La temporada se inició con derrota en casa de uno de los ‘cocos’ de la categoría, el MMT Seguros Zamora. No saltó ninguna alarma, ya que se preveía un partido complicado y el equipo necesitaba un período de adaptación a la competición. Se logró la primera victoria en casa, en la segunda jornada ante el Covadonga.

Y se volvió a caer fuera en la tercera, esta vez ante el Carabanchel. Fue a partir de la cuarta, cuando el Teucro volvió a ganar en casa ante el Tolosa y comenzaría la espectacular racha de partidos sin perder que a día de hoy sigue intacta. El equipo comenzaba a engrasar adecuadamente y a funcionar como una apisonadora.  Rival que tenía en casa o a domicilio, rival al que desarbolaba.

DERBI DO LÉREZ. Llegó el tan esperado derbi en la octava jornada ante el Cisne Los Sauces, y el bloque azul sufrió, como era de esperar en un partido de tanta tensión, pero acabó imponiéndose por 32-31. La racha continuaba. Tuvo que ser en la decisión motercera jornada cuando los teucristas cosechasen su primer empate de la competición en una de las canchas más complicadas de la categoría, la del FC Barcelona B. Un resultado positivo que mantenía la cadencia de un equipo que ya pintaba muy bien.

Se arrolló en el Municipal en la siguiente jornada a otro de los bloques llamados a estar luchando por el campeonato liguero, el Palma del Río cordobés, y finalizó la primera vuelta como líder tras ganar al Handbol Bordils en su feudo. La segunda vuelta se diferenció con la primera porque el bloque teucrista no supo lo que era perder hasta la derrota ante Alcobendas a falta de cuatro jornadas para el final. Antes de eso, había ganado todos los partidos y tan solo empató uno, la vuelta del Derbi do Lérez ante el Club Cisne, lo que permitió que la racha de encuentros sin conocer la derrota se fijase en 23.

Entre tanto, el año 2017 transcurrió con encuentros cada vez más complicados, ya que como destacó el técnico pontevedrés Quique Domínguez, «todos los equipos vienen con más ganas a jugar ante el líder, y eso se nota en cada partido. Nos cuesta mucho ganar, por eso tiene más valor cada victoria». Así se pudo ver en todos y cada uno de los encuentros de la segunda vuelta, donde el Teucro tuvo que aplicar su mejor balonmano para doblegar a rivales que demostraron jugar sin complejos y con buen nivel, que hace de la División de Honor Plata un temido ‘infierno’ del que cada año es más complicado escapar.

Una cifra que le ha hecho proclamarse, gracias también a la colaboración del Palma del Río, que cayó ayer sorprendentemente ante el Handbol Bordils, en campeón de División de Honor Plata. Y lo que es más importante, ha podido consumar el retorno a la Liga Asobal menos de un año después de haberla abandonado. La máxima categoría del balonmano nacional volverá a ser el curso que viene, Territorio Azul.  

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