Marín recupera los churros

Han pasado dos años desde que la caseta que completa el paisaje de la Alameda de Marín dejó de vender churros. El Gobierno local busca fórmulas para renovar una concesión que caducó hace mucho tiempo para poder traer de nuevo este manjar a la villa
La caseta está situada en un lugar estratégico de la Alameda, frente a la marquesina y a la ENM
photo_camera La caseta está situada en un lugar estratégico de la Alameda, frente a la marquesina y a la ENM

CADA VEZ QUE un municipio celebra sus fiestas patronales, un característico olor impregna el ambiente. Suele venir acompañado de las luces de las barracas, de enormes colas de niños esperando su dosis de diversión y de la música que toca de fondo alguna orquesta. Es el olor que desprenden las churrerías, protagonistas de épocas festivas y estivales, ante las que se agolpan niños y mayores en busca de una ración de churros, bien rociados con una cantidad generosa de azúcar, bien bañados en chocolate.

Uno de los lugares en los que se dispensaba ese manjar era la Churrería Choupa, situada en la Alameda de Marín y que lleva dos años cerrada a cal y canto. Desde entonces, no es más que un obstáculo visual poco atractivo y por el que vecinos y curiosos preguntan reiteradamente.

La actividad de este establecimiento acabó con la defunción de la persona a la que el Concello le había otorgado la concesión. En ese instante, el permiso municipal de explotación quedó anulado, pero las hijas del concesionario ‘heredaron’ la churrería y se turnaban para abrirla en el verano y en las fiestas. Pero poco a poco fueron dejandode hacerlo, por lo que recibieron denuncias por "mala gestión", lo que supuso su abandono total hace dos años.

A pesar de que "la concesión muere con el adjudicatario", tal y como enfatiza Cristina Acuña, edil de Turismo, "nadie le puso el cascabel a este gato" y por eso el embrollo burocrático no se deshizo nunca. Hasta ahora. El Gobierno local ha iniciado las tramitaciones para darle una nueva vida a la churrería. El equipo de Gobierno todavía tiene "mucho que discutir" sobré cómo enfocar la nueva etapa de la caseta.

La responsable de Turismo avoga por "demolerla y trasladar a ella la Oficina de Información Turística", que en la actualidad está ubicada en la Praza de España. Por contra, el teniente alcalde, Manuel Santos Costa, y la concelleira de Benestar Social, Marián Sanmartín, son más partidarios de retomar la actividad propia de la churrería.

"Es un servicio con el que la gente estaría contenta, tal y como está con la churrería móvil que hay de vez en cuando en el Parque Eguren", explican. Para ellos, lo más útil y práctico sería "sacarle partido a la infraestructura" que ya existe, mientras que Acuña apostaría por diseñar algo distinto, porque considera que "la caseta que hay actualmente no es especialmente bonita y no se ajusta al entorno en el que está". La concelleira de Turismo también pone sobre la mesa la posibilidad de crear "dos estructuras parejas", una explotada como churrería y otra como Oficina de Información Turística.

El Gobierno local ya ha empezado a realizar las tramitaciones necesarias para poder solucionar ese nudo administrativo que se formó con los años y que quedó al margen de la vida municipal durante largo tiempo. Para ello, "contactamos con las personas que estaban explotando la churrería y les dimos un plazo para que saquen todo lo que hay dentro", relata Sanmartín.

Hubo alegaciones por parte de las afectadas, que pidieron una ampliación de plazo, pero Acuña tiene claro que si no toman ellas la iniciativa, "lo haremos nosotros".

Así las cosas, lo que es seguro es que los churros volverán a la Alameda. El cómo y el cuándo está todavía en el aire. En caso de que se aproveche la caseta de la antigua churrería, se convocará un concurso público para que, por fin, Marín vuelva a tener un lugar en el que los niños se agolpen en busca de su cucurucho repleto de azúcar y felicidad.

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