Supongo que si empiezo diciendo que Transparent es una serie que hay que ver, tendría que, de algún modo, ofrecer razones contundentes, realizar un análisis argumentado y concluir demostrando taxativamente que su calidad es algo inapelable. También puedo iniciar este texto recordando lo que no hace falta ver porque supone perder un tiempo precioso. E incluso podría dar pruebas. Sin embargo, no. Comenzaré así.
¿Qué es lo que nos mueve? La respuesta de cada uno a esta pregunta es la clave que decidirá si Transparent merece o no la pena. Porque lo que cuenta esta serie no es solamente una historia, sino lo que hay debajo, o detrás, o alrededor, o, si me apuran, delante de esa historia. Y eso es importante porque ayuda a comprender y, sobre todo, impulsa a hacerse preguntas que no necesariamente tienen respuestas fáciles, más bien, al contrario. Si es que las tienen. Lo que existe en una historia de calidad siempre acaba siendo lo mismo que lo que nos conmueve. Entrar en una narración entraña un riesgo. Tiene que pasar. Porque es como entrar en la vida, ese torbellino.
La tercera temporada de Transparent hace hincapié en esa necesidad que unos tienen y otros no de encontrar un punto exacto desde donde mirar el mundo. Conseguir llegar ahí y luego ponerse a contemplar las cosas. A veces se dan tantas vueltas porque el sitio desde el que miramos no encaja con lo que vemos. Y es entonces cuando hay que cambiar de calle, o de plaza o de montaña o de país, o de amor o de profesión o de vida. Ese giro trascendental, en la serie, es llevado al límite y es ahí, en ese confín, donde todo se mueve, se descoloca, se derrumba y, una vez que se tiene el vacío, se empieza a construir otra cosa.
Desplazarse en ese territorio es audaz y es problemático. El peligro es romper tanto, volar tanto, que la nada que quede pierda el significado. Ha de ser una cavidad llena de memoria y repleta de algo que podría considerarse como fundamental. Para el que mira, fuera y dentro de pantalla. Y esta serie, con toda su locura y su irreverencia consigue eso. Mover lo esencial de cada uno de nosotros, sea lo que sea eso. Y lo hace con una delicadeza muy sutil, como dar con la palabra justa o con la persona justa o con la nota justa. Sin que se perciba apenas, entre ruidos, risas y cánticos festivos, surge, de pronto, un gesto, que lo cambia todo. Son gestos que perfilan la serie hasta definirla y que dan como resultado, no exactamente una historia, sino una actitud.
Es verdad, por otra parte, que Transparent mueve solo a aquel que quiera ser movido. Que es otra actitud. Nadie está libre de que el movimiento venga por sorpresa pero, en general, existe una predisposición previa a hacerse más o menos preguntas, a interesarse más o menos por lo que les ocurre a los demás, a ser parte de algo más grande – los otros – que uno mismo. Mientras recorremos con el protagonista su búsqueda individual, la narración nos lleva por caminos paralelos, opuestos, y siempre diversos. Podemos elegir ir hacia todos los lados, si queremos, o podemos quedarnos clavados en el sitio y, simplemente ver una serie que, de vez en cuando nos hace reir. También es posible dejar de verla porque ni es algo nuestro ni nunca lo será. Es una opción.
Merece la pena recoger esa ternura que deja a su paso porque nunca está de más almacenar afectos. Porque en Transparent hay soledad y hay desamor y hay herida. Pero la felicidad que asoma, apenas un instante, en los personajes, cuando miran – y cuando esa mirada acierta a comprender – es auténtica. Si captamos eso, ya nos movimos.
Con los ojos bien abiertos
Que empieza un nuevo programa en Dkiss. La ansiedad me consume y es auténtica. Amigos que matan, se titula. Y yo me pregunto, ¿comenzaré a mirar mal a todas mis amistades? Ya me entienden, con desconfianza. Hasta ahora había dado por hecho que todos eran trigo limpio, pero, vayan ustedes a saber. Después de ver este programa la sospecha puede tener rostros conocidos. A mi me da miedo, no hay cosa peor que que te metan esa duda en el cuerpo. Te va la vida en ello, además.
Título: Transparent 3ª T
Creadora: Jill Soloway
Intérpretes: Jeffrey Tambor, Gaby Hoffmann, Jay Duplass
Cadena: Amazon, Movistar+ Calificación: 5/5
