Opinión

Mágica Venecia

DESDE HACE unos cuantos años, mis vacaciones de verano son más bien cortas. Nunca me quejo porque es un privilegio poder disfrutar de un tiempo de desconexión. No es algo que me suponga un hándicap en mis planes, más bien todo lo contrario. Cuando trabajas en algo que realmente te llena, divierte y realiza, reconvertir algo de trabajo en ocio es una acción saludable y que, a la larga, se convierte en un plus. Poder invertir ese tiempo en vivencias profesionales, con carácter de excepción, es la auténtica excelencia.

Cannes siempre ha sido el rey de los festivales y Venecia, la consorte. Es una apreciación fabulada, pero que permite hacerse una idea de la importancia de ambos certámenes internacionales en el ranking del cine. La crisis de años pasados afectó, en cierta medida, a las propuestas presentadas en el certamen italiano pero, por fortuna, el talento sobrevivió, haciendo posible que, año tras año, la ciudad de los canales siga revolucionándose ante el desembarco de la gente de Hollywood. Me alegra comprobar que el festival de Venecia vuelve por sus fueros. El glamour, la calidad de las películas y el "pedigree" de las celebrities asistentes en alguna de esas citas pasadas habían sido, como poco, decepcionantes. La crisis afectó directamente a la creatividad y a un festival que, tras el mencionado de la Costa Azul, era el adalid del lujo y la espectacularidad.

74 años de vida celebra este año y, todo parece indicar, que con el mismo encanto de antaño. Es cierto que, desde que el carismático director de este escaparate veneciano decidió irse a probar fortuna al de Roma, que ya ha pasado la barrera de las 10 ediciones, el certamen de Lido tuvo momentos en los que perdió fuelle e interés. Sin embargo, no hay contratiempo que no consiga solucionar una "red carpet" con caras bellas, mucho glamour y unos paseos en barco por el Gran Canal. Aunque siguen predominando los títulos italianos en las propuestas del palmarés, el cine americano no ha perdido su sitio y convive con propuestas chinas, francesas, rusas, argentinas y, por qué no, españolas…

La cita con la alfombra roja es el momento más esperado. Desde primera hora de la mañana, hay gente acampada a lo largo de ella para ver pasar a sus ídolos a última hora de la tarde. Así, cada uno de los diez días de festival.

Cuando aparecen los reyes de Hollywood, toda espera ha merecido la pena. El sector femenino es el que se moviliza de verdad. Aplauden, gritan, se emocionan y hacen lo que sea por llegar hasta su ídolo. Los hombres son más estáticos, lo suyo es escanear con la mirada.

Este año habrá para todos los gustos. Desde Robert Redford y Jane Fonda, a George Clooney y Matt Damon, pasando por Penélope Cruz y Javier Bardem, Jennifer Lawrence, Michelle Pfeiffer, Ethan Hawke o Julianne Moore. Ellos serán los nombres que devolverán, con sus trabajos y su presencia, ese glamour que se había diluido. Y es que, para bien o para mal, nada es eterno. Y menos en la mágica Venecia.

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