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El tesoro fantasma de Rande

Los hermanos Nodales se hundieron en el Santa María de Atocha en medio de un huracán en los cayos de Matacumbé y la Tortuga el 5 de septiembre de 1622, cuando regresaban desde La Habana a España. El pecio fue descubierto por el cazatesoros Mel Fisher, el 20 de julio de 1985 con un cargamento calculado en más de 500 millones de dólares. Otro ejemplo, pero al contrario, fue el fiasco del famoso pecio encontrado por el Odyssey Marine Exploration del barco español Nuestra Señora de las Mercedes, que se hundió en 1804 con un cargamento de oro y plata, que calcularon en 500 millones de dólares y resultó no superar los siete.

"Allá en el mar de Carboeiro y Rande/las punta se descubren; poder grande/evocan sus ruinosas fortalezas/que supieron vencer entre proeza/al invasor inglés,/que unido con Holanda quiso un día/robar en la ensenada de esta ría/las naves españolas que un tesoro/de las Indias trajeron. ¡Plata y oro/hundieron a sus pies!", así rimaba Manuel J. Lema la Batalla de Rande, en que la que el propio Julio Verne se inspiró en un pasaje de 20.000 leguas de viaje submarino. De hecho, hoy se puede ver frente a la isla de San Simón un monumento a Verne ideado por Moncho G. Lastra y llevado a cabo por Sergio Portela, además existe una calle en el centro de Londres, que se llama Vigo Street, en recuerdo de esta batalla.


En la actualidad remover los lodos supondría poner en circulación plomo y otras sustancias que contaminarían la Ría con el consiguiente perjuicio para la actividad pesquera y marisquera


Todo empezó cuando la flota española de la que hablamos partió de Cuba (La Habana), escoltada por barcos franceses, el 11 de junio de 1702. Transportaban plata de Perú, cacao y oro. Al llegar a las Azores conocen la noticia de que Cádiz estaba sitiada por navíos ingleses porque España estaba en guerra con Inglaterra y Holanda. Ante esta situación la flota española puso rumbo a Vigo y llegó a destino el 23 de octubre. Allí mismo desembarcaron una parte del tesoro, que se transportó por tierra hasta Castilla y la otra permaneció en los barcos con tal mala suerte que la flota enemiga que sitiaba Cádiz, al no lograr su objetivo y regresar con las manos vacías a Inglaterra, por el camino les llegó la noticia de que la flota de las Indias estaba en Rande. Así comenzó una cruenta batalla por tierra y mar que terminó con la derrota y expolio de parte de la flota española.

Sobre los pecios de la batalla de Rande se sabe que en la costa de Vigo se hundió el galeón Santo Cristo de Maracaibo en 1702, cargado de oro y plata procedente de América, en base a documentos del Archivo de Indias, que demuestran, además, que fue Nuestra Señora de los Remedios, al mando de Pedro Méndez, el barco que se hundió en las islas Cíes, cuando era remolcado por la fl ota enemiga. Sea como fuere, en nuestros fondos costeros dicen que está por descubrir uno de los mayores pecios de la historia de nuestras antiguas colonias, ya que se estima el valor actual del Santo Cristo de Maracaibo lo estiman en unos 3.500 millones de euros.

Desde entonces se han realizado más de setenta expediciones a la zona para recuperar la parte del tesoro que permanece bajo el fango a ochenta metros de profundidad. Tan sólo unos meses después del hundimiento de la flota, el francés Petit Renant hace el primer intento de hacerse con el pecio; dieciocho años después lo intentó el sueco Sjojelm, que extrajo cañones, algo de plata y algunos lingotes de oro; y en 1732 el español Juan Antonio Rivero "consume, en sus obstinados trabajos en la bahía de Vigo, gran parte de su fortuna, sin lograr un resultado satisfactorio", porque encontró mercancía pero por un valor de sólo 3.068 reales de vellón.

El que parece que tuvo más suerte fue el inglés Isaac Dickson en 1825 que, en vez de buzos, utilizó una campana para rastrear el fondo de la bahía. Trabajó en la zona durante meses, por la noche, y un buen día desapareció. Según las crónicas inglesas Dickson volvió rico a su país. En 1870, el historiador y banquero francés, Hipólito Magén utilizó escafandras y lo único que consiguió fue localizar algunas de las naves hundidas en medio de un caos de cañones y maderas. No pudieron extraer nada porque: "rodea esos montones una costra endurecida, formada principalmente por conchas de moluscos", que resultaba casi imposible romper. En 1886 la prensa ya reconocía que sólo se había encontrado hasta el momento lodo y arena y que no salía de la ensenada "más que madera y lodos viejos". La empresa italiana Pino, en 1904, utilizó un hidroscopio que era "un tubo acodado en la parte inferior, donde se situaba el observador ante una ventana", con este método localizó veintidós barcos. En 1909 se calculaba el tesoro en "120 millones de duros".

De los numerosos proyectos de extracción del pecio uno de los que más me llama la atención es el del Capitán de Ingenieros Manuel Moxó Durán, que ideó un sistema de cajones en seco para poder trabajar sobre los barcos en el fondo de la Ría. Moxó tomó contacto con la historia de Rande a través de la novela "La batalla invisible" de Gastón Lerroux. Se le concedió, en 1934, la concesión para la exploración por un plazo de ocho años, en el estrecho de Rande y ensenada de San Simón, una vez caducada la de la empresa Pino. Se le exigió emplear exclusivamente personal y material de nuestro país, por lo que sería la primera exploración netamente española, y el Estado se quedaría con el 20% del valor de los hallazgos. Moxó calculaba el coste del proyecto en dos millones de pesetas. Para ello se formó un Patronato y la empresa "Los Galeones de Vigo". Moxó muere durante la Guerra Civil y el proyecto de su vida queda huérfano hasta que en 1940 se aprueba la concesión a Carmen Ortíz, la viuda de Moxó, a la entidad Los Galeones de Vigo y al Sr. Van Wienen, conjuntamente. En 2011 un equipo dirigido por Javier Luaces analizó ciertos puntos de interés en la zona.

En la actualidad remover los lodos supondría poner en circulación plomo y otras sustancias que contaminarían la Ría con el consiguiente perjuicio para la actividad pesquera y marisquera. Los galeones se encuentran a diferente profundidad, que va de los 3m a los 26m, y hay quien duda, debido a los expolios de barcos cazatesoros y a la descarga de la mercancía antes de la batalla, que todavía quede realmente un gran tesoro en el fondo marino de Rande.

Fuentes: El Mundo, El Gaje del Ofi cio, Crónica por Pedro Massa, El Compostelano, Diario Ofi cial del Ministerio de Marina, El Correo de Galicia, El Correo Gallego, El Eco de Santiago, El Financiero, El pueblo Gallego, La Región y La Noche.

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