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Una luz en la zona oscura

Título: Big Little Lies.
Creador: David E. Kelley.
Reparto: Reese Witherspoon, Nicole Kidman, Shailene Woodley.
Cadena: HBO.
Calificación: ●●●○○

EL PORQUÉ de las cosas, los razonamientos asociados a ellas, verdaderos o falsos, piadosos o crueles, para tratar de mejorar la opinión que tenemos de nosotros mismos y, por descontado, de nuestra imagen. Que a veces sufre frustrantes derrotas frente a los espejos de la verdad.

Ya se ha tratado esto antes, claro. La ficción y la realidad, en constante batalla. Qué tiene de novedoso ‘Big Little Lies’, entonces. Nada. Salvo que después de verla queda algo y es el hilo del que hay que tirar para descomponer la historia, darle un sentido y volverla a armar, como si nada hubiese ocurrido. Salvo que después de hacerlo, quizá vayamos por la vida con un poco más de brillo. Con la elegancia de quien sabe, no de quien viste. O con ambas, que no tienen que estar reñidas, aunque a veces sí. La narración es pretendidamente fragmentada con la obvia intención de aportar el suspense necesario. Es también una decisión tomada con acierto porque, de lo contrario, la serie sería ‘Mujeres desesperadas’ con otro nombre. Ese recorrido entrecortado invita al juego mental. Que no todo es lo que parece se aprecia desde el primer segundo porque algo tan perfecto no existe, porque todo tiene sus fisuras por donde se escurren la gran felicidad y el gran drama, la deformación de la vida y la vida tal cual es. Como decía Rita Levi Montalcini en su ‘Elogio de la imperfección’, de las caídas en la sombra se llega, puede que no a la luz, pero sí a otros resplandores. Esos tropiezos son los que construyen cosas. Y esta serie trata precisamente de eso. De los encontronazos con una existencia que, teniéndolo -aparentemente- todo, parecía mucho más sencilla de lo que al final resultó ser.

De eso y de las mil y una maneras de esconder la dificultad. No está permitido presentarse en sociedad con un montón de dudas, problemas e incoherencias. Sería raro. Qué dirían los demás de mí. Así que, con ese pensamiento arraigado, la tendencia a desviar lo imperfecto hacia las zonas oscuras se ha convertido en objeto de análisis entusiasta y en práctica ineludible por parte de la mayoría. O de la totalidad. La sutileza con que cada uno lo lleva a cabo, eso ya depende. Algunos tienen un arte especial y otros, simplemente, hacen lo que pueden.

El asunto peliagudo viene cuando hay más oscuridad que áreas luminosas. En estos casos, aquellos que poseen una gran imaginación, consiguen sobrevivir con la máscara puesta y una inquietante sonrisa. La ciénaga está detrás, dentro, secreto, apartado. Revelar la verdad es un ejercicio cada vez más inalcanzable. Vivir en la constante opacidad requiere de enormes esfuerzos de concentración y organización. La red de mentiras se extiende y se enreda en sí misma y ya no se sabe qué hay que decir, qué hay que hacer, qué es lo que toca a cada minuto. Evidentemente, un paso en falso y la completa estructura se autodestruye.

De esa esperanza viven muchos, los otros que no eres tú. Verte caer en tu propio lodazal es una cosa parecida a un sueño. De este modo, pasamos los ratos que tenemos esquivando zonas peligrosas.

Y eso es a lo que se dedican las protagonistas de ‘Big Little Lies’, a saltar de casilla en casilla, de tonalidades comprendidas entre lo negro y lo tenebroso. Y eso es raro. No por lo extendido del hábito sino precisamente por eso. Quiero decir que no porque sea común ha de ser normal en su concepción. En esta historia se llega a lo más pérfido, un asesinato que potencia lo sombrío, que hunde más en el pantano.

En esos casos, encontrar luz se vuelve un sinsentido. Lo único que queda es perderse en lo oscuro y desaparecer.

Un vestido para deslumbrar


ME RESULTA rara una cosa. La cantidad de programas que hay en la parrilla cuyo tema principal es la boda. Hay concursos de todo tipo y -atención- no solamente de DKISS. De eso y de comprarse vestidos de novia para ser la más guapa en el día más feliz de tu vida. Tema que, al fin y al cabo, viene situándose en el mismo espectro. ¿Qué pasa con eso de tener que casarse a toda costa que sino no eres completa? ¿Acaso no somos libres, independientes, fuertes y sabias? Extraño.

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