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Anticorrupción llega al Sil

Las centrales gallegas de Iberdrola, en el epicentro de la investigación por manipular precios

LOS BANQUEROS en este país tienen muy mal acostumbrada a la parroquia. Sus constantes desfiles por los juzgados en estos años finales de la crisis han construido una imagen que acerca al sector financiero a un auténtico y muy particular eje del mal. Sin embargo, hay vida (leáse, presuntas tropelías) más allá de la banca. El ejemplo lo tenemos en Iberdrola, con permiso de Gas Natural-Fenosa el actor más determinante del sector energético gallego a pesar de repartir sus centros de decisión entre Bilbao y Madrid.

Tal es la influencia y peso de Iberdrola en Galicia que sus centrales repartidas por la Cuenca del Sil han llegado incluso a conformar, a ojos de la Fiscalía Anticorrupción, un singular engranaje para manipular los precios de la electricidad. Lo han hecho, presuntamente, al alimón con las centrales hidroeléctricas que tiene el grupo de Ignacio Sánchez Galán repartidas por el Duero y el Tajo. En una decisión sin precedentes, y a instancias de Anticorrupción, un juez de la Audiencia Nacional ha abierto la vía penal contra Iberdrola. Lo hace en idéntica dirección y sentido a los tomados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia hace ya un par de años, cuando multó a la compañía con nada menos que 25 millones de euros por manipulación de precios. Sil, Duero y Tajo eran entonces el epicentro de una operativa que ahora, por igual motivo, cobra una nueva dimensión tras la decisión del juez Ismael Moreno, con registros en las sedes de la eléctrica por parte de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil.

¿Y en qué consistió la presunta manipulación, que a ojos del fiscal derivó en un lucro ilícito? Competencia, antes, y Anticorrupción, ahora, consideran probado que en un frío mes de diciembre de 2013 Iberdrola, ante las subastas, redujo la disponibilidad de sus centrales hidráulicas para aprovechar puntuales alzas de precios en momentos de gran demanda, concretamente en período de Navidades, y así hacer entrar en funcionamiento las centrales de ciclo combinado (utilizan gas para producir electricidad), que son más caras. Finalmente, el grupo logró que la Audiencia Nacional suspendiera cautelarmente el abono de la multa, aunque sin valorar el fondo del asunto.

El 'modus operandi' de Iberdrola Generación tuvo su fundamento en "el propósito de hacer entrar ciclos combinados más caros, asegurando así un precio de mercado más elevado que el que se habría obtenido de otro modo", dice Competencia en el expediente sancionador abierto a la compañía. Y todo ello cuando la capacidad de los embalses era mayor a la de otros años. Una actuación que no fue "puntual" ni "accidental", según el expediente sancionador. La compañía negó la mayor entonces y lo hace ahora. "Los hechos se interpretan y califican por Competencia de manera incorrecta y sesgada a través de una serie de inconsistentes juicios de intenciones", dice Iberdrola en su descargo. Ahora solo queda esperar los siguientes pasos del juez de la Audiencia Nacional, tras atribuir Anticorrupción al grupo un delito contra el mercado y los consumidores tipificado en el Código Penal.

Iberdrola sabe bien de qué va todo esto. Como toda gran multinacional que se precie, su equipo jurídico está acostumbrado a la brega. Sin ir más lejos, Galicia también es terreno abonado para sus litigios. La eléctrica mantiene causas abiertas con la Xunta desde la etapa del bipartito. Y todos los procesos judiciales han tenido la fiscalidad por denominador común: el canon a los embalses, el canon eólico y el impuesto de transmisiones patrimoniales han sido ejes de sus batallas libradas con la Administración gallega en los últimos años, de las que casi siempre ha salido mal parada.

Paradójicamente, Iberdrola también fue castigada en los dos concursos eólicos convocados en los últimos años. Con el bipartido no recibió ni un megavatio e instó en los tribunales la suspensión del reparto. Y con el PP, dos ridículos megavatios sobre los 460 que había solicitado. Casi un insulto para un grupo que es punto y aparte en la generación hidráulica y eólica en Galicia. Dice mucho de todo ello la capacidad instalada de su parque. Iberdrola dispone de 2.200 megavatios de potencia, de los que solo una cuarta parte es eólica. El resto, hidráulica, repartida entre Lugo y Ourense. Para situarnos, la capacidad total de Iberdrola en la comunidad gallega equivale a la potencia de dos centrales nucleares de tamaño medio.

El juego sucio al que, presuntamente, recurrió la compañía en sus cuencas de Sil, Duero y Tajo no es un mero episodio. El relato de los desmanes de la crisis, con los banqueros como protagonistas, incluye ahora a otro oligopolio: las eléctricas.

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