Blog | Estoy Pensando

Cuéntame mi vida

ESTOS QUE ven ustedes aquí son los que ilustran nuestra vida. Lo hacen cada día y para su desgracia la mayoría de sus obras son imágenes de concejales que convocan una rueda de prensa para anunciar que no tienen absolutamente nada que decir, o de señores y señoras que dan una charla para lo mismo, para nada, para perder su tiempo, el de ustedes y el de los fotógrafos, a quienes un redactor jefe les dice: «Amigo o amiga, siento tener que decirte esto, pero vete a no se dónde, que hay alguien allí perdiendo el tiempo, y hazle unas fotos que no le interesarán a nadie». Me identifico a diario con todos: con los fotógrafos, porque yo también me dedico a escribir sobre gente que no dice nada; y con los que no dicen nada porque en Pontevedra , como usted bien sabe, soy el mejor en eso de hablar para no decir nada de nada.

Pero de vez en cuando, pocas veces, los fotoperiodistas tienen la oportunidad de demostrar quiénes son y qué saben hacer. Imágenes impactantes, durísimas, curiosas o divertidas que nos ofrecen la verdadera existencia, la de la gente a la que le pasan cosas y tiene algo que contar. A mí no me sorprende porque los conozco y sé de lo que son capaces. Los he visto trabajar tantas veces que sé que todo lo ven a través de un objetivo y que lo que buscan en cada momento es tener la ocasión de hacer lo que saben hacer, que es disparar para tomar la mejor foto de su vida, la de usted, quiero decir.

Inauguraron el pasado jueves una exposición en el Edificio Sarmiento. En ella, los doce fotógrafos, a pecho descubierto, nos enseñan lo mejor y lo peor de nosotros. “Una imagen vale más que mil palabras”, dijo solemnemente Louzán en la inauguración. Louzán es hombre de frases hechas, discursos naturales, cercanos y poco profundos. Por eso preside la Deputación. La afirmación, perdóneme usted, es del todo incierta. Hay imágenes que no valen ni media palabra, y muy a su pesar, todos los profesionales que participan en la exposición, como todos los fotoperiodistas del mundo, son autores de miles de imágenes que no valen ni media palabra. La mejor foto de una concejala inaugurando una exposición, pongo por caso, no vale gran cosa por mucho que se esfuerce el fotógrafo. Afortunadamente, tanto los autores como la comisaria de la muestra, Fátima Cobo, han sabido seleccionar imágenes que valen la vida y que reconcilian a los autores con un trabajo que es por lo general tedioso y siempre mal pagado.

Nunca vemos a un fotógrafo de prensa como a un artista. Los vemos trabajando y creemos que eso que hacen ellos sabe hacerlo cualquiera. Yo les ruego a todos ustedes que vayan a ver esa muestra, porque les juro por la vida de mis hijos que participarán de un verdadero acto de justicia. Todas y cada una de las imágenes merecen ser vistas mil veces y merecen las mil palabras con las que usted las enriquecerá. Y cada una de ellas dice mucho de sus autores, de su talento desbordado y de la pasión con la que ejercen su oficio cuando tienen oportunidad. Y les pediría otro favor. Cuando tengan ante sí su periódico, fíjense en las firmas de cada fotografía, que para eso las ponemos. No lo haga, si no quiere, ante la imagen de un concejal sentado en una sala contando mentiras. Pero cuando vea una foto que le guste, busque el nombre del autor o de la autora. Aprenda a conocerlos y a reconocerlos. Si ellos dedican su vida a ilustrar la nuestra y a ponernos frente a un espejo que jamás miente, lo menos que podemos hacer, en justa correspondencia, es valorarlo y agradecerlo.

Mi señora no. Ella vino conmigo a la exposición y vio una foto titulada ‘As bestas’. Es una imagen terrible en la que se ve a un hombre maltratando rabiosamente a un caballo. Debajo pone el nombre del autor: Javier Cervera-Mercadillo. Ella me preguntó indignada quién era el tal Cervera y se lanzó a por él, creyendo que Cervera era el autor del maltrato, no de la foto. Cervera, que es hombre amable y paciente, le explicó que el nombre que aparece bajo el título se refiere al autor de la imagen, no al del maltrato, y que la foto era precisamente una denuncia contra el maltratador. Sospecho que no quedó del todo convencida, porque desde el jueves se pasa la vida dando vueltas, pensativa y murmurando: “Ya pillaré yo a ese Cervera. ¡Cómo se atreve a torturar así a un pobre caballo!”. Creo que oye voces. Si yo fuera Cervera me andaría con cuidado.

La exposición se titula ‘Pontevedra no obxectivo’ y los autores son Ramón Capotillo, Javier Cervera-Mercadillo, Yael Domínguez, Rafa Fariña, David Freire, Ramón Leiro, Mónica Patxot, Gustavo Santos, Alba Sotelo, Diego Torrado, Rafa Vázquez y Miguel Vidal.

Ellos y otros son mucho más que fotógrafos: son artistas y son sabios. Son grandes. Nos conocen tan bien que cuando les dejamos nos relatan nuestra reciente historia desde todas las perspectivas posibles. Nos abren los ojos y nunca nos cuentan su vida. Nos cuentan la nuestra, tan hermosa y aterradora.

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