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Fortitude

FORTITUDE ES una serie que ve la luz gracias a la alianza de dos cadenas, Starz y Sky, que coproducen los trece episodios de los que consta. Rodada en Islandia, tiene, ese paisaje, un magnetismo extraño que, sin duda, ayuda mucho a la hora de crear la atmósfera apropiada. Si vamos a hablar de una ola de asesinatos, a cada cual más misterioso, el hecho de que los cadáveres aparezcan en un lugar remoto y en medio de un frío glacial, potencia la intriga o, cuando menos, el extrañamiento. La clave, precisamente, de la serie, es esa especie de distancia natural de todo espectador no islandés con el paisaje inhóspito (al menos aparentemente). Es una sensación casi consustancial, una separación que sale de dentro al observar a esas personas viviendo ahí, alejadas de todo, envueltas en una frialdad extrema, siempre a media luz o a ninguna luz.

El sentimiento de lo ajeno irrumpe con tal fuerza que sería torpe no aprovecharlo. Así que ‘Fortitude’ lo aprovecha, con planos de gran belleza e inmenso misterio. Y después está la trama, terreno en el que comienzan a surgir unos cuantos problemas, una vez traspasado el umbral del deslumbramiento paisajístico. Claro, los trece capítulos no se sostienen viendo nieve; toda la lírica del primer impacto se hubiese destruido a sí misma en unos pocos minutos. Se necesita, entonces, una historia. El primer contratiempo es que se pone tanto énfasis en rodear de misterio (de más misterio) al pueblo, a los personajes, a las acciones de los personajes, que acabas por no enterarte de qué están hablando. Y el segundo contratiempo es que existe un marcado afán por integrar a todos los personajes en la historia, a cuantos más mejor, y ahí están metidos en el asunto, sin saber ni cómo ni por qué, cada uno con sus propias motivaciones, suponemos, pero no lo sabemos porque no nos lo explican. Luego una cosa es el misterio, que está muy bien, y otra es el caos, que ya no es tan interesante, sobre todo porque el espectador no suele admitir un grado de confusión tal en pantalla. Cuando todo es tan críptico que no se te permite descubrir apenas una clave, pasas al otro lado, al de la indiferencia. Y de ahí a cambiar de serie.

Se confió demasiado en la potencialidad del entorno y se descuidó el guion. ‘Fortitude’ podría haber sido otra cosa. Desde luego, la calidad de los intérpretes anunciaba horas de disfrute, y tampoco la idea desmerecía. Se desequilibró la balanza a favor del entorno y en contra del contenido, cuando son dos elementos que cobran fuerza al unirse, que adquieren su verdadera razón de ser en el justo punto de maridaje. De poco sirve un horizonte espeluznante si nadie explica qué es lo aterrador y cómo se manifiesta. Las buenas historias saben darle al paisaje el grado exacto de complejidad y protagonismo que requieren, es difícil que sea al revés. Pienso, ahora mismo, en ‘Centauros del desierto’, esa obra maestra del cine. Pienso en los planos, en el color, en la inmensidad, en unos confines que eran, al mismo tiempo, liberación y atadura, horizonte en el que se desataban conflictos internos y problemas universales. Aquellos personajes existían en su paisaje de un modo inexorable, todos ellos eran el paisaje, arisco e impenetrable. Y era allí donde se desarrollaba la historia, íntimamente ligada al entorno, hasta no saber distinguirlos, independizarlos.

La comparación no es proporcional, pero no importa. Pues hay que aspirar a la excelencia. ‘Fortitude’ podía haber sido una oportunidad para alcanzarla. Nos queda el frío, el alejamiento, la falta de comprensión. Y a por otro intento.

Título: Fortitude
Director: Sam Miller
Reparto: Richard Donner, Stanley Tucci, Michael Gambon
Cadena: Sky Channel
Calificación: 2/5

Orgullosos de ser tan VIP

Pues ya está hecho. Belén Esteban ha ganado ‘Gran hermano VIP 2015’. Enhorabuena. Afirman en la cadena que la gala final ha tenido una audiencia récord de 4.919.000 espectadores. Casi cinco millones de espectadores y votantes (de ‘GH)’ que se apasionan por… ¿qué? Casi cinco millones de almas a las que les hace gracia Belén Esteban diciendo «cocretas» y «sabiera». Pero no, no es ni pizca de gracioso. También puede ser que la admiren, una posibilidad que resulta espeluznante.

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